Descubrirlo, me permite cada día, habitar en un Maravilloso Remanso de Paz.

Desde mi Propósito de Vida y desde las lecciones recibidas a lo largo de mi camino, te digo: Estoy aquí para acompañarte…, en ese laberinto de vida en el que te has enredado existe una salida, esa que te LIBERA del dolor y te ayuda a comprender. Anímate, tómate de mi mano, recibe el Apoyo Cercano que te ofrezco, y juntos, logramos que ante tus ojos, se plasme un horizonte lleno de LUZ

Deseo alcanzar tu Corazón, rozarlo con mi Amor y depositar en él una semilla de esperanza. Porque esa puerta que te comunica con una nueva manera de experimentar tu vida EXISTE…, aunque por ahora no puedas verla.

Sé lo que sientes porque yo estuve ahí, conocí como tú las cadenas de la oscuridad al abrir mis ojos cada día y no hallar la senda por la que transitar. Te puedo hablar de dolor en diferentes Areas de la Vida, porque lo experimenté, porque lo sentí, porque me atrapó y porque conseguí liberarme. Aprendí cómo se entra y también cómo se sale.

Te cuento:

Fue duro, MUY DURO, Durísimo! Me costaba muchísimo…:
* …Ponerme en pie cada día.
* …Encontrar las ganas para cumplir con mis compromisos.
* …Aceptar que había perdido, después de haber amado con cada uno de mis sentidos, con cada célula de mi cuerpo, con cada pensamiento, con cada acción, con cada palabra, con cada pedacito de mí…, después de haber entregado tanto en el camino, me había vaciado completamente.

Varias de las Areas de mi Vida, habían sido golpeadas cruelmente y sin piedad. Perdí a mi pareja, perdí familiares, perdí compañeros de profesión, perdí amistades, perdí salud, y casi pierdo la vida. Se ensañaron conmigo como si en eso se les fuese la suya propia. Deseo evitar, permitirme caer en las garras de la injusticia y por supuesto, salvando las diferencias…, pero en verdad te digo que todo este proceso secuencial de ataques, traiciones, críticas, acusaciones, cuestionamientos, pérdidas, deslealtades, trampas, mentiras, etc., yo lo viví como un auténtico martirio. Es como si de repente, me hubiese visto envuelta en una trama de corrupción y yo era el blanco donde llegaban todos los disparos por parte de los corruptos, porque estaban convencidos de que la corrupta era yo. Fue absolutamente surrealista. Me dolía todo el cuerpo, mi cabeza parecía querer explotar, el hoyo emocional no mostraba su fondo…, fue un absoluto horror.

Todo me parecía tremendamente injusto. De pronto, esa secuencia que me habían enseñado en mi infancia y en mi adolescencia: «Si eres buena persona, los demás te lo recompensarán»…, no podía tener menos sentido. Parecía una broma de mal gusto. Yo, que a pies juntillas había cumplido con cada uno de los preceptos que me habían indicado en mi crianza. Yo, que me ocupaba siempre de «portarme bien» para evitar dejar en evidencia o para evitar perjudicar a los demás. Yo, que concluía la jornada de cada día satisfecha por haberles entregado todo de mí, aunque me sentía inmensamente vacía. La desconexión entre mi cuerpo y mi alma fue total. Y…, ¿cómo unirlos nuevamente?, ¿qué hacer para lograr un acercamiento entre ellos?

Los días transcurrían y yo sentía que vegetaba, destruida por dentro. Mi cuerpo emocional estaba fragmentado en millones de partículas, roto, destrozado. En obligados momentos donde no me quedaba más remedio, dibujaba una fingida sonrisa y sabía que mi rostro parecía una caricatura, con rasgos y características exagerados, alejadísimos de la verdad.

¿Cómo llegar a casa cada noche y lograr que nadie notase mi rostro dilatado, como consecuencia de la inundación de lágrimas que mis ojos habían derramando a lo largo del día, entre consultante y consultante? Hacía MAGIA y se creían mi farsa.

Cada mañana me despertaba agotada y con la misma sensación de vacío con la que me había acostado. Sentía que me habían robado la motivación, el deseo de vivir…, y percibía como se arrugaba mi corazón. Carecí de un: ¿cómo estás, cómo te sientes, qué necesitas, te puedo ayudar en algo, quieres que te acompañe a…, te apetece que hablemos? No…, para mí no hubo ninguna de todas estas opciones. Sólo me disparaban ataques.

…Mas sin embargo caminé. Caminé cada día, mientras disimulaba mi profunda tristeza y aquella golpeadora soledad, bien centrada en que nadie supiese de la batalla que peleaba dentro de mí, minuto a minuto.

Fui fuerte, MUY fuerte. Era mi única opción. Completamente arañada por las garras del dolor, comprendí que además de estar sola, tampoco el tiempo me iba a sanar, pues lo que realmente me aportaba sanación era lo que yo hacía en ese tiempo que pasaba cada día y estaba obligada a vivir. Fue así que un día, después de mucho avatar, elegí poner ese tiempo a mi favor, aceptar mi valía, respetarme, apostar por salvaguardar mi dignidad y desarrollar mi amor propio.

Todas las situaciones que tuve que afrontar fueron muy duras y me han permitido sentir y experimentar el dolor, pero el sufrimiento elegí dejarlo atrás; porque comprendí que si realmente el sufrimiento aportara aprendizajes, el mundo estaría lleno de personas sabias, mas sin embargo en esta materia todavía hay una largo trecho que caminar. Gracias a esto hallé el camino de la serenidad y me Re-Encontré con mi Paz. Desde entonces mi vida dio un giro de 180º, mi estado interno vibra en la calma, la esperanza, la gratitud y el amor, y mi Luz brilla por sí misma.

PUEDO AYUDARTE A LOGRAR ENCONTRAR ESTE CAMINO. TE AYUDO A ENCENDER TU LUZ.
Con Todo Mi Amor…,
Krista.