La capacidad de escuchar va más allá de oír las palabras que se expresan, pues implica además atender y comprender el verdadero significado que se esconde tras ellas. La ESCUCHA es un arte que traspasa la barrera de la audición. Es EMPATIA. Es COMPASION. Es CONEXIÓN GENUINA con la persona que está hablando.

En un mundo lleno de ruido y distracciones, la habilidad de escuchar con AUTENTICA VERDAD, se ha convertido en un escaso tesoro. Sin embargo, su poder sanador es innegable. Cuando me permito ESCUCHAR VERDADERAMENTE a quien me habla, le estoy ofreciendo un espacio seguro para que esa persona comparta sus pensamientos, sentimientos y probablemente también sus experiencias más íntimas.

La Escucha Sanadora no interrumpe ni emite juicio. Se sumerge en el flujo de las palabras de quien me habla, sin prisa por responder o corregir. Es paciente, serena y agradecida. En ese espacio de escucha activa y carente de prejuicios, se gesta la curación emocional y espiritual. Las palabras que se expresan encuentran un eco comprensivo en el corazón del oyente, y así, el peso de las cargas se aligera en quien habla.

Cuando soy escuchado/a de manera auténtica, siento que mis experiencias son validadas y mis emociones son comprendidas. Me siento más acompañado/a en las luchas que me acontezcan y gano fortaleza para afrontar los desafíos que se me presenten en la vida. La Escucha Sanadora fortalece los lazos humanos y me recuerda que en este Viaje de Vida estoy acompañado/a. Es una actitud que además también me beneficia a mi si soy yo quien escucha porque me brinda la oportunidad de aprender, de crecer y de expandir mi comprensión respecto del mundo y de mi mismo/a; me invita a hacer a un lado a mi propio ego y a estar plenamente presente para el emisor que comparte su vulnerabilidad conmigo.

La Escucha Sanadora es un ACTO DE AMOR. Es un REGALO que ofrezco a quien me habla porque me conecta con él/ella a un nivel más profundo.

La Escucha Sanadora me recuerda la belleza de la comunicación y la importancia de ser escuchado/a y comprendido/a dentro de un mundo que a menudo parece sordo a mis necesidades más profundas.

Krista