La Casa 3 en la Carta Natal y el poder de ordenar mi forma de Expresarme
Hablar no es emitir palabras únicamente. Hablar es abrir una puerta a quien soy por dentro. Mi forma de expresarme, fluida o bloqueada, amorosa o cortante, coherente o contradictoria, dice mucho más de lo que en un principio pueda parecer. En realidad, expresa con precisión lo que he aprendido a decir… y también todo lo que me he prohibido decir.
¿Alguna vez has sentido que tus palabras son infieles a tu intención? ¿Que lo que sale no representa lo que de verdad sientes? ¿O que, al hablar, generas el efecto contrario al que deseas? Eso no es casualidad, ni un «problema de comunicación». Es una huella profunda que habita en tu Carta Natal, especialmente en la energía de tu Casa 3, esperando pacientemente a que decidas ponerle orden y aportarle armonía. Esa huella desea con toda su fuerza ser desentramada a través de tu atenta mirada y que le aportes el equilibrio que necesita para caminar hacia ti con plena salud y con absoluta calma.
La Casa 3 en Astrología representa mucho más que el lenguaje, los negocios o la mente racional. Es el espacio donde se manifiesta cómo pienso, cómo conecto con mi entorno y cómo he aprendido a nombrar el mundo. Y detrás de esa manera de hablar, escribir, escuchar y comunicarme… hay una historia. Una historia familiar. Un linaje que influyó en mi voz interna y externa.
Desde la fusión de la Astrología con las Constelaciones Familiares, puedo descubrir lo que hay detrás de una expresión desordenada, agresiva, incoherente o desalineada. Muchas veces, repito patrones de silencio, gritos, confusión o desconexión emocional que no son míos, sino heredados. Quizás se trata de la voz de Mamá que jamás fue escuchada, de Papá que ha estado ausente o de un secreto silenciado. Y he continuado expresándome desde ese lugar (que es el lugar de otro), sin haber sido consciente de ello.
Sanar la Casa 3 es recuperar el derecho a decir mi verdad con claridad y amor. Es encontrar un lenguaje que me represente. Es dejar de hablar por otros, o contra otros, y empezar a hablar desde el alma, desde MI ALMA.
Cuando libero esas memorias y ordeno mi manera de comunicarme, algo se transforma. Mis relaciones mejoran. Mi mente se aclara. Mi mensaje llega. Y, sobre todo, descubro que estoy en paz con lo que digo.
Hablar bien no es solo una habilidad, es una forma de Sanación.
Krista