Si empatizo contigo…, te ESCUCHO.

Si te respeto…, te ESCUCHO.

Si te valoro…, te ESCUCHO.

Si te considero…, te ESCUCHO.

Si te AMO…, te ESCUCHO.

Escuchar significa trasladar mi Corazón a mis Oídos…, SER y ESTAR para mí y para ti
(Krista)

Se necesita coraje para pararse y hablar, pero mucho más para sentarse y escuchar
(Winston Churchill)

Tenemos dos orejas, más sin embargo a veces no utilizamos ni una. Tenemos una boca y más veces que pocas tal parece que fuese nuestro único órgano en uso. ¡Qué manera de complicarnos la vida! Es increíble la facilidad que tiene esta parte humana nuestra, para llevarnos por caminos en los que comprometemos nuestra integridad evolutiva en una práctica tan innata llamada a ser trabajada en los campos de experimentación de nuestro día a día. En la vida existen hojas de ruta, planos, callejeros, libros guía, y en vez de trabajar para encontrar el que nos marca el camino de ética a través del cual podamos llegar antes y mejor a nuestro destino nombrado Evolución, vamos dando tumbos de calle en calle sorteando las consecuencias de haber optado por la ruta más equivocada.

¿Qué pretendo explicar con esta reflexión metafórica? Hablo de que todos tenemos una gran cuenta pendiente con la ESCUCHA. Y cuando digo escucha no estoy hablando de Oír…, estoy hablando de ESCUCHAR. La diferencia es aplastantemente clara: Oír tiene que ver con percibir los sonidos con el oído, pero Escuchar tiene que ver con prestar atención a eso que oímos. Oír se queda únicamente en la percepción del sonido, pero Escuchar va acompañado de Voluntad e Intención, teniendo que ver con algo bastante más profundo.

La Escucha es un proceso activo que requiere de Actitud y Aptitud, crea un ambiente de empatía, respeto y autenticidad entre los implicados en dicho proceso. Significa Prestar Atención y está intrínsicamente ligada a la actitud del Respeto.

A lo largo y ancho de mi ejercicio profesional durante algo más de 24 años, he sido testigo de las incontables historias de vida donde el sufrimiento estaba servido, como consecuencia de la incomprensión por la precariedad en la escucha y en la ausencia de atención al Ser que a gritos pide ayuda con algo tan sencillo y tan barato, como un ratito de conversación bien entendida.

Es por eso que deseo con Todo mi Corazón que este artículo toque la esencia del lector (tu esencia en este momento que lo lees), y cada día seamos UN MÁS UNO, sumando en este Planeta para que la Comunicación entre las personas se convierta en un ARTE SANADOR, que Con-Vierta las relaciones de todo tipo en lecciones de crecimiento a través del respeto y la alegría de aprender y de compartir.

Después de haber argumentado el motivo de este artículo, me sumerjo de lleno en las profundidades de este viaje a través del sentir…, El SENTIR en el ARTE de la ESCUCHA. Bien sea escuchar a un amigo, a un familiar, a un cliente, a un profesor, al vecino del inmueble, al profesional que nos vende lo que compramos en cualquier negocio, al médico cuando nos explica nuestro diagnóstico y nos prescribe un tratamiento, al abogado cuando nos aconseja qué hacer ante un conflicto, a nuestros hijos cuando les cuesta encajar ciertas circunstancias, y un amplísimo etc., es importante que nos preparemos para la Escucha más técnica porque nos interesa para aprender y/o resolver, así como la Escucha más profunda nacida en nuestro corazón para servir de apoyo a quien nos pueda necesitar.

1) Dentro del Arte de la Escucha, podemos diferenciar tres tipos:
* SELECTIVA. Cuando escucho únicamente lo que me interesa.

  * PASIVA. Cuando frente al emisor aparento que por un oído me entra y por el otro me sale. Cuando no doy muestra, ni con gestos de que estoy siguiendo lo que me dicen.

  * ACTIVA. Analítica: cuando analizo todo lo que el emisor me indica. Empática: cuando escucho, sigo la conversación y además tengo la capacidad para ponerme en el lugar del otro.

Cuando escucho desde el corazón, lejos de entrar a dar consejos, que quizá ni me hayan pedido, he de sostener el mensaje (Escucha Analítica) y las emociones (Escucha Empática) del emisor. Esta es una actitud en la que he de abandonar el «Modo Juicio» y ocuparme de prestar la mayor y mejor atención.

2) Diferencias entre Escucha y Escucha Activa:
  * ESCUCHA. Basta únicamente con estar presente. Ej. ¿has escuchado el ruido del viento esta tarde? Sí, lo escuché. Sonaba tan fuerte que hasta bajé las persianas. Esta acción de escucha no ha requerido de atención, sencillamente de presencia.

* ESCUCHA ACTIVA. Implica hacer cosas, llevar a cabo comportamientos…, y cuánta mejor escucha activa tenga, probablemente más triunfo social logre. Pues a todas las personas nos agrada que nos escuchen desde una actitud de nobleza.

Escuchar es un Acto de Voluntad. Yo tengo que desear Escuchar, he de poner atención y de mostrar interés por lo que me están transmitiendo. Este Acto de Voluntad conlleva un esfuerzo intelectual porque he de seguir lo que me dicen, y un esfuerzo físico porque he de hacer movimientos con algunas partes de mi cuerpo (gestualizar), mostrando esa atención especial que quien me habla se merece.

La Escucha Activa es un reto que requiere técnica y práctica, pero sobre todo sentimientos y disposición para descubrir otros mundos y otros puntos de vista desde la humildad y la contemplación. Pues me Con-Viene recordar que tengo dos orejas pero una sola boca. Una Escucha precaria es la responsable muchas veces de gran parte de los malentendidos que surgen día a día y que nos arrastran a participar en tremendos conflictos.

3) Modelos de Comunicación Personal:
* AGRESIVO. Cuando convierto la interactuación con los demás en una batalla donde siempre hayo un motivo para pelearme y para discutir incluso cuando quiero decir cosas sencillas: hacer y/o responder una pregunta, aclarar un asunto, pedir alguna cosa, transmitir un mensaje… Desde ahí todo lo diré enfadada. Lo que realmente subyace es un enfado interno con la vida y ya me muestro así ante todo lo que sucede.

Una de las cosas que más estrés genera a la hora de comunicarnos, es explicarle a los demás cuáles son nuestras necesidades sin agresividad (me odio por desear esto…, ó…, es que tú nunca me escuchas!) y sin caer en la desvalorización de lo propio (deseo contarte algo pero seguro que es una tontería ó…, jolines, estoy todo el día rumiando cosas que no tienen ni la más mínima importancia)…, si te sucede a tí, seguro que -sí tiene importancia.

* PASIVO. Siempre creo que he de apoyar a quién sube al escenario y dice lo que desea, pero yo siento que no tengo derecho a subir. Siempre me quedo en modo «Patio de Butacas» observando pero sin participar activamente.

* ASERTIVO. Desde aquí, sé que en el escenario puedo estar yo y puede estar cualquier otra persona. Es decir, me expreso y escucho.

La Asertividad muestra mi nivel de apertura para expresar lo que pienso, lo que siento y lo que deseo y esta actitud anima a que los demás hagan lo mismo si así lo desean. Es una capacidad que se desarrolla escuchando lo que otras personas opinan e incluso aconsejan. Para practicarla, asumo el hecho de que en determinados lugares me va a ser difícil poder expresarme. Por tanto, es importante que practique estas situaciones antes de encontrarme con ellas, así cuando suceda el escenario, ya sé qué hacer y qué decir. Ej. Pueda ser que me aloje en un hotel y por alguna razón quiera que me cambien de habitación y pedirlo me cause estrés. La forma adecuada, más allá de la vergüenza, es pedirlo sin más, con mucha educación, con absoluto respeto, con amabilidad y utilizando un tono de voz y un lenguaje gestual compasivo, comprensivo, dulce y alegre. Este es un ejemplo entre decenas y diseñar uno propio, practicarlo en la intimidad de mi casa me va entrenando para cualquier situación en la que mi participación activa a nivel opinión o expresión de cualquier tipo pueda resultarme productiva.

4) Cuestiones a tener en cuenta en la práctica de la Escucha:
* Diferencio entre lo que el emisor dice y lo que realmente desea decir: Sabemos que nos expresamos con precariedad. Por eso he de estar pendiente de rescatar del discurso de mi interlocutor estas dos cuestiones…, lo que dice es una cosa, pero según el contexto de la conversación, muy probablemente quiere decir otra.

* Practico la mirada activa. Enfoco mi mirada en mi interlocutor, le miro a la cara pero sin agredirle y sin intimidarle. Con suavidad, como acogiéndole, haciendo que se sienta respetado y comprendido.

* Limito los actos inconscientes que me sacan de la atención a mi interlocutor. Adquiero el compromiso de prohibirme desviar la atención ante cualquier cuestión que pueda surgir: un teléfono que suena, ruidos, alguien que habla, etc. Es una actitud muy irrespetuosa y un acto de mala educación.

* Los gestos. Puedo gesticular sutilmente con mi cabeza, jugar con una semisonrisa, y mover mis manos dulcemente para hacerle sentir que me interesa su tema y que lo escucho activamente.

  * Señales verbales y no verbales de escucha activa. Con las Señales Verbales emito sonidos mientras escucho, como asintiendo que comprendo, que me sorprendo, que algo me causa risa o por el contrario tristeza, etc.. Con las Señales NO Verbales únicamente manifiesto movimientos corporales.

* Soy consciente de que la mayor parte de las veces que me introduzco en una conversación, hablo de mi historia y la de mi interlocutor queda marginada. Es importante que corrija esta actitud porque de lo contrario es como si estuviese cambiando el foco del discurso, de lo que le sucede a la otra persona y lo arrastrara a lo que me sucede a mí. En su defecto, sigo la conversación y ya llegará el momento de poder hablar de mí.

Escuchar es la suma de Recibir + Interpretar. Para hablar bien es imprescindible saber escuchar. Implica también un Acto de Compromiso con mi interlocutor. Uno de los gestos que manifiesta que estoy prestando atención, como aclaré en el apartado 5, es la gestión de mi mirada. Hasta podría «Escuchar con mis ojos». Si me hablan y yo desvío mi mirada hacia otro lado, genero inseguridad en la otra persona y además le falto al respeto. Ahora bien, también es cierto que mirar no garantiza prestar atención. Mirada + Atención han de ir de la mano. Para ello es importante que evite la distracción, la evasión y la dispersión. Cuanto más presente esté mayor atención presto y agrando la posibilidad de captar más cantidad de contenido informativo.

5) Tengo que considerar también el Ruido Mental…, esos pensamientos que me impiden escuchar activamente en ciertas situaciones, como por ejemplo:
* Cuando el emisor habla y yo ya me anticipo a dar una respuesta sin esperar a que concluya y sin prestar absoluta atención mientras transmite.

  * En algunas ocasiones mi mente está tan sobrecargada de información que, en un momento determinado se me hace imposible escuchar activamente. Y más que conversar, lo que hago es emitir monólogos defendiendo mi punto de vista o perdiéndome en mi mundo.

  * En otros momentos, lo que me transmite el emisor me hace sentir incómoda y podría rechazar todo o parte de lo que me dice.

6) Hablar y Escuchar:
¿Qué deseo decir? y la ampliación de mi Vocabulario Emocional, son también cuestiones que tengo que perfeccionar e incorporar en mi modelo de comunicación. Las emociones NO expresadas bloquean el entendimiento en las conversaciones. Escucharlas y conectar con ellas me facilita la comunicación con los demás y conmigo misma. importante recordar que mi interlocutor no sabe lo que yo siento. Es mi ABSOLUTA RESPONSABILIDAD explicárselo para evitar malentendidos. Una buena estrategia de conexión emocional es precisamente ampliar mi Vocabulario Emocional. Por ejemplo, ante un ¿Hola, qué tal, cómo estás, cómo te va?, la tendencia de respuesta es: «Bien, o, mal». Pero estas dos respuestas son muy genéricas y además casi siempre se alejan de la verdad un poco o en su totalidad. Lo que para mí es Bien o Mal, para otra persona puede ser otra cosa. NO es real. Lo más sencillo es desgranar el cómo me siento, desde la valentía de mirarme yo, a mí misma, desde dentro y sin filtro, abandonando el sillón de lo conocido y dejando atrás palabras comodín.

El Lenguaje Emocional, puede incluir palabras del orden de…, me siento triste, eufórica, harta, agotada, rabiosa, presionada, feliz, sobrecargada, satisfecha, nerviosa, aliviada, dudosa, intranquila, segura, proyectada, miedosa, et., y a continuación argumentar el por qué. De esta manera ayudo a mi interlocutor a que me comprenda con mayor facilidad.

Y hemos de ser honestos, todos sabemos que en nuestro día a día para nada es así. El Orden en la Palabra y la Comprensión en la Escucha merecen una calificación muy baja porque hasta ahora, no hemos hecho la tarea. Pero está en nuestras manos hacernos conscientes, cesar de culpar a otros, en ocasiones injustamente por lo que hemos expresado incorrectamente y/o por lo que hemos interpretado a nuestra manera en el acto de la escucha y elaborar un plan de trabajo diario donde la descripción adecuada de lo que deseamos decir y la atención plena sean los dos principales objetivos.